• La participación de la mujer en la ciencia es insuficiente, lo que refleja la necesidad de incentivar el interés por la investigación y el pensamiento crítico en la sociedad. 
  • Es fundamental acercar la ciencia a la sociedad, eliminando la percepción de que es un campo inaccesible y promoviendo una cultura donde la curiosidad y el aprendizaje sean valorados. 
  • Los científicos tienen una gran responsabilidad social, ya que su acceso al conocimiento debe traducirse en un compromiso con el bienestar y desarrollo de la comunidad. 

Santiago de Cali, 11 de febrero de 2025

En conmemoración del Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia, el Planetario de Cali, ubicado en YAWA, el Centro de Ciencia, Arte y Tecnología, fue el escenario del conversatorio “Ciencia con Nombre de Mujer”. Cuatro científicas con trayectorias destacadas se reunieron para reflexionar sobre los desafíos, avances y oportunidades en la ciencia, visibilizando las barreras que aún enfrentan las mujeres en los campos STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) y la urgencia de cerrar estas brechas. 

Las disciplinas STEM son fundamentales para abordar los desafíos de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, desde la lucha contra el cambio climático hasta la construcción de sociedades más equitativas. Según ONU Mujeres, en su informe “Las Mujeres en Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas en América Latina y el Caribe” (2020), el estudio de estas disciplinas proporciona conocimientos y habilidades esenciales para el desarrollo de sociedades inclusivas y sostenibles. 

No obstante, la desigualdad de género persiste. Datos de la UNESCO (2019) revelan que solo el 29,3% de los investigadores a nivel mundial son mujeres, y esta brecha se amplía en los niveles superiores del escalafón profesional. Además, apenas el 3% de los Premios Nobel en ciencias han sido otorgados a mujeres. En los campos mejor remunerados de STEM, como la informática y la ingeniería, la participación femenina sigue siendo baja. 

Este panorama fue analizado en el conversatorio por Andrea Navas, química y exviceministra de Ciencia; Marcela Santaella, doctora en Ciencias Naturales y gerente de Operaciones del Banco de Germoplasma; Myriam Sánchez, directora de la Corporación Biotec; y Nicollette Trujillo, bióloga y psicóloga con enfoque en neurociencia. 

“Un día como hoy se reivindica que hay muchas menos personas, no solo niñas y mujeres, que ingresan a la ciencia. Hay un déficit de científicos y de gente que ejercite el pensamiento crítico para abordar los retos y problemas que debemos resolver desde la ciencia”, señaló Marcela Santaella, resaltando la importancia de fomentar el acceso y la continuidad en el ámbito científico. 

Andrea Navas resaltó la importancia de garantizar recursos sostenibles para el desarrollo científico en Colombia. Mencionó que la inversión en ciencia y tecnología debe ser una prioridad estratégica para el país, ya que, sin financiamiento adecuado, muchas mujeres enfrentan mayores barreras para acceder a oportunidades de formación y liderazgo. “A pesar de los avances, cada vez nos recortan más los recursos. Falta presión política, y nosotras, como científicas, también somos seres políticos. Sin embargo, nadie dice nada”, expresó, subrayando la importancia de la inversión en ciencia y tecnología para garantizar el futuro del conocimiento y la innovación en el país. 

De igual manera, María Noel Vaeza, directora regional de ONU Mujeres afirma en el informe de las Américas y el Caribe que, dar a las mujeres igualdad de oportunidades en STEM no solo mejora la seguridad económica de las mujeres, sino que también reduce la brecha salarial de género, garantiza una fuerza de trabajo más diversa y evita sesgos en estos campos y en los productos y servicios elaborados.  

Más allá de las cifras, la conversación giró en torno a la importancia de inspirar a más niñas y mujeres a considerar la ciencia como una opción viable. La educación desempeña un papel crucial, ya que muchos de los prejuicios que limitan las aspiraciones de las niñas se consolidan en la educación básica y media. 

En este sentido, Hernando Bayona Rodríguez, Viceministro de Educación Preescolar, Básica y Media, enfatiza en una columna de opinión publicada en el portal del Ministerio de Educación la importancia de que docentes, familias y cuidadores promuevan una formación libre de estereotipos, con prácticas pedagógicas que inculquen la igualdad como un derecho fundamental. 

“El primer paso es hacer la ciencia accesible, no verla como algo inalcanzable. Muchos niños y niñas creen que es imposible, pero no lo es. La ciencia, al final, es un estilo de vida, donde cada pregunta es válida y los errores son parte del proceso de aprendizaje”, reflexionó Nicollette Trujillo, incentivando una visión más inclusiva y dinámica del quehacer científico. 

En esta misma línea, Myriam Sánchez destacó la responsabilidad social del científico, enfatizando que su conocimiento debe estar al servicio de la comunidad. “El científico, por el privilegio que tiene de acceder al conocimiento, debe asumir una mayor responsabilidad con la sociedad. No debe perder la sensibilidad humana y social, especialmente en un país como el nuestro, que se enorgullece de su biodiversidad”, afirmó Sánchez. 

Ahora bien, entendiendo que las prácticas pedagógicas inclusivas y colaborativas, y los modelos a seguir en la ciencia y la tecnología, son de gran impacto en la decisión de las niñas, se destacan figuras colombianas como Adriana Ocampo, lider del programa Nuevas Fronteras de la NASA; Diana Trujillo, ingeniera que trabajó en el diseño del brazo robótico del Rover Perseverance en la misión Marte 2020; o en el sector de la salud, Nubia Muñoz, caleñan nominada al Premio Nobel de Medicina por su investigación sobre el cáncer de cuello uterino y el desarrollo de la vacuna contra el virus del papiloma humano. 

Por lo tanto, en el conversatorio en YAWA no solo puso sobre la mesa los retos que enfrentan las mujeres en la ciencia, sino que también sirvió como un espacio de inspiración para futuras generaciones. “Si volvemos a otorgarle a la ciencia el rigor, la credibilidad y el prestigio que tuvo hace décadas, lograremos que ser científico vuelva a ser sinónimo de respeto y reconocimiento”, concluyó Marcela Santaella, dejando una reflexión sobre la importancia de fortalecer el reconocimiento social de la ciencia. 

Si bien aún hay un largo camino por recorrer, iniciativas como este conversatorio son un paso en la dirección correcta para generar espacios de diálogo y apropiación social del conocimiento. La ciencia, la innovación y la tecnología son motores de transformación, y es fundamental que las mujeres sean protagonistas en la construcción del futuro. El futuro de la ciencia debe escribirse con la participación de todas las personas. 

La pregunta que queda abierta es: ¿Qué más podemos hacer como sociedad para que la ciencia deje de ser un privilegio y se convierta en un espacio realmente inclusivo? 

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